Esta semana ha sido tremenda.
He acabado totalmente reventada.
Se me ha ido la olla.
Me he pasado tres pueblos.
Me he flipado.
Llámalo como quieras, el resultado es el mismo. Me he excedido.
Verás.
Tengo algunas aficiones.
Como los habitantes del universo.
¿Los habitantes del universo, Mayka?
Bueno, no sé si los marcianos tienen aficiones, pero los humanos, esas personas que vamos por la tierra de un lado para otro como pollo sin cabeza casi todo el tiempo, sí, tenemos aficiones … la mayoría.
En mi caso, me encanta viajar a lugares pintorescos. Disfruto viendo sitios que parecen estancados en el tiempo, como si la vida se hubiera detenido hace decenas de años conservando todo el encanto de otra época.
Algunos de estos sitios, no son accesibles en coche. Hay que ir andando, paseando por carreteras sobre las que transitaron carrozas de caballos, campos llenos de flores donde se cultivaron historias románticas, o incluso montes con desniveles donde hubieron batallas desgarradoras.
Lugares con encanto. Mucho encanto.
No sé si será tu caso, pero donde yo vivo, se ha acabado el estado de alarma por la pandemia. Ya tenemos cierta libertad de movimiento, así que con mucha precaución, viajamos por provincia.
Y esta semana, hemos viajado mucho.
Un poco no. Mucho.
Y cuando digo mucho, es mucho. ¿He dicho mucho?
Pues eso.
No sé cuantos lugares habré visitado, y por cuantos sitios habré hecho la cabra loca.
Si, la cabra.
He subido por montes inclinados, me he medio arrastrado para pasar por debajo de ramas de árboles muy bajas, he caminado horas y horas …
Una locura.
Me he emocionado como hacía meses que no lo hacía, incluso tenía ansiedad por seguir visitando sitios. Una emoción tremenda. Por instantes, casi ni recordaba mi fibromialgia.
El desenlace, ya te lo puedes imaginar.
¿Estoy en cama?
Estoy en cama.
¿Pero sabes qué?
Que me quiten lo bailao.
Eso si, no intentes hacerlo en casa.
Verás.
Hay algo que no todo el mundo con fibromialgia sabe.
El estrés, es malo.
Hasta aquí bien, ¿verdad?
Pues resulta que el estrés, no se produce sólo cuando estamos sometidos a una tensión por algo negativo, como puede ser mucho trabajo, tareas acumuladas, bla bla bla. El estrés, también se genera con cosas que nos gustan, que nos emocionan.
¿Es diferente el “estrés positivo” y el “estrés negativo”? (no sé si existen estas palabras, pero creo que son entendibles para este correo).
Cuando hacemos algo que nos encanta, nos ponemos a mil. Tiramos adelante porque nos ha dado un subidón de adrenalina. Nuestra mente disfruta muchísimo, pero nuestro cuerpo, que es listo de narices, no diferencia como nuestro cerebro si el estrés es por cosas buenas o cosas malas.
Y se resiente.
Nos frena.
Hace por nosotras lo que de forma consciente no siempre somos capaces de hacer.
Y eso me ha pasado.
Mi cuerpo me ha dicho … ¡BASTA!
Una lección para que me reponga, y me tome las cosas con más calma.
Parar no. Calma.
Si quieres conocer más acerca de cómo gestionar tus emociones para que tu domines al estrés y no al contrario, pulsa aquí.
Hasta la semana que viene.
Abrazos de algodón.
Deja una respuesta