He pasado tres días con brote.
Si tienes fibromialgia o conoces a alguien que la tiene, no hará falta que te explique qué supone tener un brote.
Si eres de esas personas afortunadas que no ha escuchado en su vida la palabra fibromialgia, cosa que dudo (no estarías en esta lista) te explicaré com muy pocas palabras que es un brote:
Estas hecha una mierd*.
No hecha una mierd* en plan ”uf, que cansada estoy de ir todo el día corriendo de arriba a abajo”. No. Más bien en plan “tengo 40 de fiebre y me duele hasta el último pelo de la cabeza”.
Verás.
El primer día del brote, me desperté cansada, para variar. Al intentar levantarme, zas! Hostia que te crió. Un dolor más intenso de lo habitual. Un dolor insoportable.
Maldito brote. Otra vez aquí.
A pesar de todo, intenté hacer mis cosas. Cosas sencillas. Nada de ir a una competición de halterofilia, esas donde forzudos levantan tanto peso que las barras que soportan los discos se curvan por los extremos.
No.
Cosas simples, como prepararme el desayuno o maquillarme para no parecer de la familia Adams.
No pude.
El segundo día no fue mejor.
Tuve que echarme en la cama en diversas ocasiones. Cuando no estaba en la cama, iba al sofá. Y si no era el sofá o la cama, es que tenía que hacer una parada obligada … ya sabes, eso que algunas personas llaman lo del agua y el canario.
El tercer día, me comía la frustración. Querer y no poder. La eterna encrucijada que nos acompaña a las personas con fibromialgia.
Ayer fue el cuarto día.
Me levanté un poco mejor … ¿estará marchando el brote? ¿será de esos que duran pocos días?
Ojalá.
Escribí este correo y lo programé. Revisé mis temas de trabajo. Hice algo que me gusta, salir en familia a respirar aire puro a la montaña. Nada de caminatas, solo tomar el aire. Me sentó bien.
A ver que pasa hoy.
Mira.
Cuando tengo brote, trato de utilizar algunas técnicas. No son mágicas ni curan, pero me funcionan. Ahí van algunos de mis trucos:
Reducir el ritmo al que hago las cosas.
Trato de proteger mis emociones, de mi misma y de cualquier inaprensivo.
Procuro llevar una dieta más blanda de lo habitual para que mi organismo trabaje un poco menos.
En cuanto puedo, hago algo que me gusta. Si es posible, algo que ocupe toda mi atención, así desvío un poco mis pensamientos del dolor. En mi caso, hago vídeos de ASMR, aunque da igual si haces la Torre Eiffel con palillos.
Y cómo no, tomo mi medicación.
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Abrazos de algodón.
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