Vamos a hablar de la frustración.
Si tienes fibromialgia, la conocerás bien. Si no la tienes, seguramente también. Y si eres acompañante de una persona con esta enfermedad, sin duda sabrás de ella por partida doble.
Es normal, por más que nos pese.
Antes de continuar, me gustaría que vieras este correo con una mente abierta y transformadora, si no es el caso, quizá el contenido no sea para tí, pero si es el caso, aprovéchalo, este contenido es tan potente que debería ser de pago.
A por ello.
Primero de todo, vamos a definir la frustración. No una definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, ni de un experto en psicología. No. Una definición que no sé qué validez formal tendrá, pero seguro que todos entendemos.
La frustración es aquello que surge de la diferencia entre lo que nos gustaría ser o conseguir y lo que realmente tenemos o podemos hacer.
En nuestro día a día, se traduce en cosas cotidianas como:
Si voy a hacer la compra pero no puedo cargar el peso de todo lo que llevo en las bolsas, esas bolsas nuevas ecológicas que se rompen con solo mirarlas, me frustro.
Si quiero salir de cena y tomar unas copas y no puedo porque me encuentro como el cul*, me frustro.
Si quiero trabajar en la profesión que me encanta y no me es posible por la enfermedad, me frustro.
Me frustro, me frusto y me frustro.
Y me j*de. Mucho.
Bien.
¿Qué narices podemos hacer ante esta situación?
Cosas. Muchas cosas.
Te voy a explicar una técnica en tres pasos que no tiene ninguna base científica ni lo pretende, pero que funciona si te lo tomas en serio y haces un ejercicio de reflexión y actúas.
La técnica se llama GAM. Me acabo de inventar nombre, y significa Grita – Actúa – Mantiene. Quién sabe, quizá algún día se explique en manuales de gestión de bienestar en fibromialgia :).
1 – Grita
Vamos por pasos. Conge una situación frustrante. Una. No la resolveremos todas en un día.
Y grita.
Deja este email, ve al bancón, al baño, a la terraza, a donde te de la gana, piensa en esa situación frustrante y j*dida y pega un grito, de esos que salen de los más profundo del alma. Fuerte, con ganas. Si no te has quedado a gusto, pega dos, o tres … o diez, es igual, pero expulsa toda tu rabia.
Espero que los vecinos no hayan llamado a la policía.
Hay otras formas de soltar rábia sin ser lesivas, una muy buena es comprar uno de esos churros de piscina que se utilizan para que los niños aprendan a nadar, y comenzar a golpear una superficie blanda como la cama … yo lo he hecho … sienta de bien que no te imaginas. Un cojín también puede servir, pero vigila que no se rompa y sobre todo, que no te hagas daño!
Frustrarse, es normal. No pasa nada. Todos nos frustramos. Lo importante es no estancarse en esa fustración de por vida.
2 – Acepta
Esto es lo más dificil.
Piensa, pero no eso de decir, que mierd* de situación y a otra cosa.
No.
Piensa de verdad, profundo.
¿Puedo hacer algo por cambiar la situación? ¿Es realmente tan importante en mi vida para que me haga infeliz lo que me queda en este mundo? ¿Hay otras cosas que pueda hacer para obtener un resultado similar? Y muchas más preguntas que pueden surgir.
Mira.
La fibromialgia ha llegado para quedarse. De nada servirá estar lamentándonos todos los días de nuestra vida. Algunos sí, es natural, pero no todos. Así que vamos a aceptar que nuestra vida ha cambiado y tenemos que hacer cosas (que podemos, te lo aseguro) que sean realistas con nuestra situación. Eso eliminará una parte de las frustraciones y nos dará tranquilidad, tan necesaria para nosotras.
3 – Mantiene
Gritar y Aceptar nuestra situación, no es suficiente. Tenemos que hacer un ejercicio expreso de mantener nuestro equilibrio mental, ya que una enfermedad como la nuestra, tan dura, tan molesta, tan constante … tan … asqueros*, nos está recordando día a día que está ahí y no es dificil volver a caer en una frustración intensa.
Si esto pasa, ¡NO PASA NADA! Permítete estar mal cuando sea necesario, pero luego vuelve a asomarte al balcón y vuelve a gritar … sin complejos … y repite el ciclo.
Con la práctica, irás interiorizado un sistema que cada vez te será más fácil seguir y aplicar a cualquier otro elemento frustrante que aparezca en tu vida.
Cuidado, hablo de cosas relativamente cotidianas. Si las frustraciones son patológicas o se deben a traumas profundos, olvídate del sistema GAM, ve a un profesional de la salud mental, yo no lo soy ni lo pretendo.
Bien.
¿Crees que lo que te cuento es una monserga?
Pues no lo es.
Te explicaré casos de superación personal que me han dejado impresionada, pero eso para otro día.
Si haces algo de esto, escríbeme, me alegrará mucho saber tu experiencia.
Y no te pierdas mis próximos correos, estoy pensando en hacer algo para quien quiera participar (gratis, por cierto) que puede traer grandes beneficio para todas aquellas personas que quieran participar desde una visión optimista y con ganas de seguir adelante.
Pronto.
Y si quieres más técnicas, pulsa aquí.
No sólo contribuirás a tu bienestar, sino que me estarás ayudando a mantener esta bonita iniciativa en marcha.
Gracias por leerme.
Abrazos de algodón.
Mayka Ortiz.
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